martes, 1 de julio de 2025

Testigo

Lo vi aparecer entre bambalinas.
Pequeño, sí,
pero con la grandeza de quien pisa un escenario
y no duda del fuego en sus pasos.

Allí estabas,
bajo los focos,
con el cuerpo que decía: libertad.
Tu forma única de estar en un mundo
que desarma.
Cantabas como si el aire fuera tuyo,
bailabas como si la gravedad te debiera explicaciones,
actuabas como si el mundo, por fin, tuviera sentido.

Y yo,
apenas una sombra en la orilla,
miraba callado,
con ese temblor que solo ocurre
cuando algo te despierta sin tocarte.

“Me gustas”, susurré en medio del hielo.
No sé si me oíste
o si fingiste no escuchar.
Desde entonces,
camino con este corazón adolescente,
esperando tal vez un segundo acto,
una escena compartida,
un diálogo sin guion,
donde tú me mires
como yo ya no puedo dejar de mirar.

Te soñé.
Pero no como se sueña lo imposible,
sino como se sueña lo que se anhela:
con cuidado,
con vértigo,
como si un pestañeo pudiera borrarlo todo.

Quisiera registrar el temblor exacto
que dejas cuando pasas,
la manera en que el mundo se ensancha
cuando decides estar en él.

Quisiera seguir viéndote brillar,
aunque yo me quede en penumbra,
aunque solo sea un testigo.

No me importan los finales.
Hay algo en ti
que basta con mirarlo una vez
para entender
que algunas presencias
no necesitan quedarse
para haber sido eternas.

jueves, 29 de mayo de 2025

Donde arde lo cierto

No vine a fingir sonrisas.
Ni a mendigar espacios.
Ni a callarme el brillo para que otros no se sientan opacados.

Desde hace tiempo aprendí
que hay fuegos que no se apagan,
aunque alrededor sople la envidia con cara de aliado,
aunque disfrazada de acuerdo,
la traición se sienta en el aire.

Yo no nací para eso.

Traigo un mantra tatuado al alma,
me lo repito antes de que el sol me toque los párpados:
Por qué soy luz,
Llevo paz,
Tengo amor,
Y camino en libertad.

No es una promesa,
es una advertencia.

He dado lo mejor de mí incluso cuando el silencio pesaba,
cuando me dejaron solo con todo el amor aún latiendo,
cuando escribí versos para quienes nunca supieron sostener ni una palabra.
Y aún así, no me rompo.

Porque no vine a ser parte del rebaño
de los tibios,
de los que postergan,
de los que miran el fuego de otro y, por no tener uno propio,
quieren apagarlo.

Trabajo con la vida entre las manos.
Con el arte como oficio.
Con la ternura que se gana en el escenario a pesar de  las heridas.

No temo incomodar si mi entrega revela tu pereza,
Tu mediocridad.
No me detengo por excusas que disfrazan cobardía.
Y si brillan menos al lado mío,
que aprendan a mirar el sol sin escupirlo.

Porque yo no vine a apagarte,
vine a encender todos los días lo que soy.

Hoy, desde estas montañas,
vuelvo a jurarme lealtad.

Sigo.
No porque me dejen.
Sigo porque soy.
Y eso,
aunque les moleste,
me basta.

jueves, 15 de mayo de 2025

16/05/1994

(para mí mismo, en mi cumpleaños)

Nací un 16 de mayo,
cuando el viaje apenas pestañeaba,
y el mundo aún no sabía
qué iba a hacer con tanta nostalgia.

El cielo tenía una herida abierta
y yo vine a curarla con palabras.
Mis manos eran semillas,
mi llanto una promesa.

Desde entonces, he sido muchas veces:
ave extraviada,
niño que habla con espejos,
amante del abismo,
paraguas abierto bajo la lluvia.

He amado hasta doler,
he escrito para no romperme,
he perdido, he huido,
y he vuelto,
más mío, más feroz, más libre.

Cada año es un cuerpo nuevo.
Y en este. Sí, en este.
me celebro como fuego que no pide permiso,
como verdad que ya no se esconde,
como un hombre que danza
con la vida aunque queme.

Soy hijo de una utopía tatuada en el pecho,
un viaje sin mapa ni destino fijo,
una sirena que canta bajo el agua de su propio llanto
y también que canta cuando ríe.

Soy hippie sin quererlo,
con el alma suelta, el amor sin reglas
y el deseo escrito en la piel del viento.

A veces también soy payaso
que esconde el dolor tras una nariz roja,
que hace reír para no llorar,
que ama con la ingenuidad de quien todavía cree
que el mundo puede ser más tierno.

Hoy cumplo años
como quien abre los brazos al viento
y se deja llevar,
sabiendo que el amor, el real,
siempre empieza por uno mismo.

Y si esta vida es un escenario,
yo elijo seguir bailando,
aunque no haya música.
Yo elijo seguir amando,
aunque no haya testigos.
Yo elijo seguir naciendo
cada vez que escribo mi nombre.

martes, 13 de mayo de 2025

Fuego y fuga

No sé cómo lo hiciste,
pero te quedaste en mi piel
como si las noches pudieran tatuarse.

Llegaste con ese cuerpo
que desarma silencios,
piernas firmes, espalda ancha,
labios que sabían exactamente dónde terminar la espera.

Me miraste, y empecé a arder.
Fuiste todo deseo,
pero también algo tierno,
ese gesto suave entre gemido y aliento
que me decía que el placer también puede ser refugio.

Entré en ti como quien vuelve a casa,
como quien reconoce su lugar
en medio de lo salvaje.

Y tú me tomaste,
sin miedo, sin pausa,
como si el mundo se acabara en ese instante
y nada más importara.

Fuimos jadeo,
ritmo,
boca,
sudor,
esas horas donde no existía nada
más que el aliento del otro.

Hoy solo quedan tus marcas en mi memoria,
el eco de tu voz hablando
cuando ya no eras capaz de decir nada más.

No sé si volverás,
pero pensarte puede encender la noche,
aunque no estés.

domingo, 11 de mayo de 2025

Fantasma en la orilla de tu nombre

Fui tu raíz en un desierto sin sed,
te regué con los dedos partidos de tanto dar.
Me puse el sol en la espalda
para que nunca te falte un amanecer.

Dormías como un niño,
yo velaba como una estrella rota.
Me arrodillé en cada silencio,
te escribí con el cuerpo los poemas
que tú no sabías leer.

Tu amor era una pluma que no flotaba.
Y yo me lancé igual,
me hundí en tu marea ingrata,
pero incluso allí,
incluso en lo más hondo,
brillaba.

Me volví la sombra de mí
por abrazar tu sombra.
Me volví hielo de tanto no arder contigo.
Y cuando mi alma se golpeó
contra las paredes de lo injusto,
decidí incendiarme solo.

Me fui.
Con el pecho agujereado pero el alma entera.
Ahora vivo donde no me sigues,
donde el cielo no se repite,
donde nadie da menos de lo que doy.

Y tú,
tan fácil,
tan niño,
tan incapaz de sostener tu propio peso,
te colgaste de otro.

Pero tú sabes.
tú sabes que cuando el silencio
se acuesta contigo,
la piel que te abraza jamás sabrá el mapa
de tus sombras como mis manos.

Yo fui un faro.
Tú, una barco sin timón.
Y aunque hoy seas apenas eco
en la caverna de mi historia,
a veces te sueño.

Y esta vez
ningún sueño se quedará
a espantarme la noche.
Por eso despierto
y soy libre.

viernes, 14 de marzo de 2025

A donde vayas

Eres la risa que aún resuena en las calles vacías,
el eco de una broma compartida bajo las luces del teatro,
la sombra que baila conmigo
cuando nadie más entiende la locura.

Eres mi faro en la oscuridad,
mi refugio cuando la tormenta se vuelve demasiada,
cuando el mundo pesa y la locura se siente de nuevo,
cuando solo queda el silencio
y necesito que alguien lo rompa con un "todo estará bien".

Hemos sido el caos y la ternura,
los susurros cómplices en madrugadas eternas,
los pasos descalzos corriendo hacia lo desconocido.
Nos hemos encontrado en cada despedida,
nos hemos reído de la vida hasta que nos dolieron las costillas,
y aún en la distancia, sigues aquí,
en cada rincón donde la memoria brilla.

A veces soy un fantasma,
perdido entre mis propios demonios,
pero si me llamas, siempre acudiré.
Porque una amistad como la nuestra
no entiende de relojes ni de kilómetros,
es una casa sin puertas,
es un abrazo sin fin.

No importa cuánto tiempo pase,
ni cuántos escenarios nos separen,
siempre serás mi risa favorita,
mi historia compartida,
mi certeza de que hay almas
que jamás se sueltan.

sábado, 1 de marzo de 2025

El amor hace al mundo brillar

Tú eres el amor que nunca pide, que no ata ni exige; el amor que respira conmigo, aun cuando mis pasos se alejan para buscar otros horizontes. Eres como el faro que ilumina incluso cuando me pierdo en mis tormentas, el reflejo que me recuerda quién soy, incluso cuando me cuesta reconocerme.

Te amo porque me miras sin tratar de descifrarme, porque amas mis ruinas con la misma ternura con la que amas lo que florece en mí. Contigo, no tengo que explicarme, porque sabes que dentro de cada risa hay una herida que se cura al ser comprendida. Me miras, y en esa mirada me encuentro libre, no atrapado.

A veces me abruman las ganas de desaparecer, de soltar todo y quedarme solo con el aire y el silencio. Pero siempre hay algo tuyo que me llama de vuelta: tu voz suave como un recuerdo que no quiero olvidar, tu mano firme en la mía, como si dijera “puedes irte, pero aquí estaré si decides volver”.

Eres mi verdadero amor, porque tu amor no es trinchera ni jaula, sino un espacio abierto, inmenso, donde puedo danzar entre quedarme y partir, siempre con el corazón latiendo por ti.

El amor hace al mundo brillar. Lo llevo tatuado en mi piel, pero tú lo grabaste en mi alma. Y aunque el camino me lleve lejos, siempre estarás en mi brújula, como el norte más cierto, como el hogar al que siempre quiero volver.

jueves, 21 de noviembre de 2024

El faro

Caminé contigo tres noches,
como un profeta sin profecías,
con el corazón conectado a los pies descalzos.
Tus palabras eran polvo de estrellas,
pero cayeron pesadas,
como monedas de cobre sobre un plato vacío.

El día era un escenario,
y yo, un artista al borde del sueño,
giraba un aro de fuego bajo el faro,
donde la vida se detiene en rojo
y los aplausos se mezclan con el silencio.
Recolecté risas y monedas,
tejiendo una danza de locura
que llaman "desquicio"
y yo llamo "vida".

Te quise enseñar mis manos,
manchadas de calle y aplausos,
te quise dar mi risa,
un billete arrugado para el cine,
un beso como contrato.
Pero tus ojos parece que miran lejos,
como quien no quiere anclarse
al viento.

¿Soy un loco?
Un payaso que sueña con estrellas en el barro,
que te busca entre las sombras y un cine vacío.
Tú, noble ángel en esta niebla,
quizá nunca veas mi luz.
O tal vez la rechaces
por miedo a quemarte las alas.

Pero si te pierdo,
que sea en un mapa que juntos dibujemos.
Y si te quedas,
seré un arco de colores bajo el faro,
una chispa que nunca se apaga.
Porque no quiero perderte,
ni en este escenario,
ni en ningún otro.

sábado, 16 de noviembre de 2024

Sublime encuentro en penumbra

Bajo un cielo que tiembla,
caminas como un eco de luz,
Un ángel que encuentro en el último aliento del día.
Tu risa, un hilo de cristal,
baila tímida en estás noches,
y tus ojos, astros esquivos,
esconden un universo que no osa mirarme.

Tomas mi mano
como quien se aferra a un sueño que tiembla,
y en cada paso,
el aire respira despacio para no rompernos.
En las esquinas desiertas,
donde la noche guarda sus secretos,
tus labios inventan la geografía
de un mundo solo nuestro.

Te abrazo y el tiempo cede:
eres un bebé frágil,
temblando en mi pecho,
un susurro que quiero cuidar
que pide quedarse,
que pellizca y juguetea,
que es real

Quisiera ser más que la sombra
que roza tu vuelo;
quisiera darte un reino
donde la ternura sea ley
y el miedo no nazca jamás.

Pero soy un bufón de torpes pasos,
un amante atrapado entre carpas y luces.
Y tú,
eres la única estrella que podría
convertirme en cielo.

martes, 12 de noviembre de 2024

Humano

Me subo a este viaje,
me sumo una vez y otra
a la montaña rusa,
a las carreras.

Es muy agobiante un cerebro lento,
una mente nublada de miedos,
de baches, siempre los mismos.

Me fui en este viaje,
nuevamente y otra vez,
al límite,
al punto extremo,
difícil de controlar si no te das cuenta.

Ya lo veo más claro:
con herramientas de mecánico en las manos,
se aflojó la tuerca;
toca ajustar todos los engranajes.

Podría ser una máquina,
pero es mucho más que eso:
es todo y es más.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Doppelganger

El sueño comenzó como una noche común, aunque inquieta. Estaba en mi cama, dándome vueltas, tratando de encontrar descanso, pero el sueño simplemente no llegaba. La ansiedad crecía en el silencio de la madrugada. Sabía que al amanecer tendría que estar en el set para grabar un comercial importante. Necesitaba estar fresco, seguro de mí mismo. Sin embargo, por más que lo intentaba, algo dentro de mí se resistía a la calma.

Finalmente, agotado, caí en un sueño que me llevó a un escenario tan real que era difícil distinguirlo de la vigilia. Soñé que me levantaba y, en la penumbra, iba al baño para lavarme la cara, tratando de despejar mi mente. Pero al mirarme en el espejo, noté una sombra a mi lado. Al principio no lo entendí, pero poco a poco sus facciones se definieron. Frente a mí, en el reflejo, vi un rostro idéntico al mío, pero con una expresión siniestra, fría y desafiante. Era mi doppelganger, un doble oscuro que parecía disfrutar del poder que tenía sobre mí.

Él se quedó allí, interponiéndose entre la puerta y yo, bloqueándome el paso con una sonrisa torcida. Lo miré, asustado, y sentí una mezcla de rabia y temor. Los minutos pasaban, y yo sabía que debía salir, que el tiempo avanzaba y no podía retrasarme. Mis intentos por moverme eran inútiles; mis piernas no respondían, como si estuviera encadenado a la oscuridad de mi propio cuarto. Mi teléfono sonaba desde algún lugar, la producción llamándome para saber cómo iba, pero él solo se reía, como si cada vibración del teléfono le diera más fuerza.

Desesperado, grité pidiendo ayuda. Entonces apareció mi madre, fuerte y serena, como si supiera exactamente qué hacer. Juntos, comenzamos a reprender a ese doble oscuro en el nombre de Dios, invocando protección. Pero él no parecía asustarse. Al contrario, su sonrisa se ensanchaba, y sus ojos brillaban con una frialdad que solo aumentaba mi desesperación. Se reía, disfrutando de nuestro esfuerzo, como si mi angustia le diera placer. La risa retumbaba en mi mente, una y otra vez, burlándose de nuestros intentos.

Finalmente, un destello de luz llenó el cuarto, y él empezó a desvanecerse, todavía sonriendo, como si disfrutara su retirada. En ese instante, mi alarma sonó, y me desperté de golpe, empapado en sudor y con el corazón latiendo a mil. La ansiedad se arremolinaba en mi pecho, y las ganas de llorar casi me vencían. Pero sabía que no podía permitírmelo. Inspiré profundo, me recordé quién soy, y me levanté decidido a enfrentar el día, consciente de que, aunque ese doble oscuro intentara frenarme, yo tenía el control.



Testigo

Lo vi aparecer entre bambalinas. Pequeño, sí, pero con la grandeza de quien pisa un escenario y no duda del fuego en sus pasos. Allí estaba...