El aire pesa,
como si el cielo supiera
que ya no tengo ganas de fingir.
Todo se me cae de los hombros.
Lo sostuve para no perder,
pero la fiesta del mundo ya no me llama,
no me interesa más.
Hay risas que suenan huecas,
copas que se chocan sin brindis,
palabras que no dicen nada.
Yo solo quiero silencio,
un rincón donde no duela pensar.
He tocado puertas
que solo se devolvieron eco,
hablé con rostros, máscaras
que olvidaron escuchar.
Me dijeron aburrido
por no naufragar en su licor,
pero yo no busco naufragios,
busco orillas.
La gente ríe, y ya no les creo.
Las luces brillan,
y ninguna me nombra.
El dinero se escapa,
como el agua de las manos.
Y la esperanza,
esa vieja compañera,
hace rato que no contesta.
No quiero volver atrás,
pero tampoco sé cómo seguir.
Hay noches en que el cuerpo
se hace humo,
y el alma solo pide dormir.
No quiero desaparecer.
Solo quiero que el mundo
me abrace sin ruido,
sin máscaras,
sin disfraz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario