jueves, 3 de enero de 2019

Carta de invitación

Vuelvo a ser la sirena errante, esa que va contra la corriente
la que ahora nada en un mar de flores blancas y amarillas,
cuidándome de las púas ya no me siento tan solitaria.

Vuelvo a ver colores donde el cielo siempre es gris como hoy,
donde me pinto el rostro de blanco como un fantasma que aparece y se va.
Aparece en mis manos tu catana con la que podré podar mi rosal
para que broten y nazcan más rosas.

Como esas que te gustan.
Como esas que dibujas con teclas,
como todas las que me gustaría compartir contigo.

Soy un alma enredada entre espinas
Una sirena, ondina, un ente solitario
así como creo que lo eres tu.

Déjame acompañarte un rato, no te vayas tan pronto.
Puedo tentarte con mi manzana, jugar con la serpiente, ser tu diablo o las cosquillas que necesitas
para reír un poco más,
para que chinitos se pongan tus ojos de tanta risa.

Corre y escondete que yo te voy a encontrar de todas maneras.
Contaré hasta el numero que quieras.
¡Ampay! Salvate.
Salvémonos juntos de todos los miedos, de todos los llantos escondidos.
Salvémonos de la corriente que nos quiere tumbar y ahogar.

Si tragas agua puedo jugar a los primeros auxilios,
rescatarte como la sirena al marinero,
al samurái que se quedo sin armadura mostrando su pecho blanco, desnudo y suave.

Puedo ser lo que quieras,
la guitarra de tus melodías, la caída en picada, el vertido que siento al verte.

En las profundidades donde vivo,
donde tal vez cueste respirar a veces el oxigeno es más puro que en la superficie.
En mi castillo de piedras de colores y algas como hilos tejidos
hay un espacio especial para ti.

Un sueño

 A veces llegan momentos que parecen que fueran un sueño, llegan inesperadamente y me hacen saltar los latidos. Tus ojos son un sueño, tu s...