Arboles que nos rodean
mirándonos con recelo
tal vez estan tristes
por no poder tocar las ramas
de otros arboles
como yo toco tus manos
mirando tus ojos tímidos
eso es lo que siento
no tienes que olvidarlo
tu voz me dice lo mismo
y no nos cansamos
cientos de pasos sin rumbo
mirándote, diciéndote
eso que te dije que no olvidaras
yo tampoco lo olvido.
Mis brazos mueren por hacerlo
y por momentos me obligan
a rodear tu cuello
sin importar que otros miren.
Caminamos sin rumbo aun mas
y mi felicidad aumenta
con cada paso
tus ojos, no puedo evitar
no verlos.
Debo irme, no me dejes,
no te dejare, ven conmigo.
Nos quedamos en pie,
pero avanzábamos,
pronto, pronto.
Sentado a tu lado estoy ahora
y aun nos movemos sin movernos
mirándote, sonriendo
mi brazo izquierdo me duele
de golpes de alegría
recordando dos semanas
las mejores que han pasado.
Nos detuvimos
ya no quiero caminar
lo hacemos por ultima vez
noventaiseis horas debemos esperar.
Ya casi llego, no quiero
pero la puerta negra ya se abrió
entra un rato
no te iras así nomas
déjame expresarme.
Me veo en el moverse de tus labios
recorriendo tus cejas
y cayendo en tus ojos
como destellos que iluminan
las madrugadas, en los sueños
donde estas
y donde vas a aparecer
en mis oídos música
esa que sale de tus brazos
cuando me abrazan clandestinamente
entreabierta la puerta
y oscuridad con luz
no veo nada solo tus pupilas
reflejando las mías
y mis dedos entrelazados con los tuyos
temo que se asomen
en la noche tu aliento tibio
en mis olidos que escuchan
mas música
que me hace no voltear
dos somos y treinta peldaños
que me quieren alejar de ti
antes que no te vea
hasta después de noventaiseas horas
déjame probar
se que de allí no solo sale música
tiene buen sabor, dulce
y ahora la puerta se cerro
y me di cuenta
que soy un oso ladrón de miel.
