domingo, 3 de agosto de 2025

Feria

Nos subimos a todo,
como si el vértigo nos quitara el miedo
y el viento nos dijera
que ser felices también era urgente.

Me llevaste al vértigo
y giré en tu órbita.
Fuimos lanzados como monedas
al vacío brillante del aire.
Gritamos, no por miedo
sino porque esa era la única forma de quedarnos.

Tus manos,
en medio del sacudón
buscaron las mías,
y ahí estábamos:
dos niños grandes
jugando a que la vida no dolía.

Éramos dos gritos
bailando en el espiral,
tú, con la cara al viento,
yo, con el corazón volando sin permiso,
yo, con los pies apenas sujetos a la tierra,
te miraba volar.

Te vi hermoso
en medio del caos,
como si el equilibrio no importara
cuando el otro está cerca.

De juego en juego
la noche nos revolvía
como si el cielo se hubiese olvidado
cómo mantenernos quietos.

Yo, torpe y feliz,
te seguía solo sabiendo
que tu risa era un sitio seguro.
Y tu,
la criatura más imposible
de todos mis sueños.

Hubiera escrito tu nombre en una nube
si me hubieran dejado.

Toma este algodón de azúcar
como quien ofrece una nube
para quedarse en ella,
como quien ofrece un corazón
disfrazado de merienda.
como si la ternura
fuese aún legal en este país de sombras.

Y al final,
cuando los ruidos se apagaron
y solo quedaban luces borrosas,
no sabía cómo esconderlo
sin mentirme.

No supe si decirlo era trampa.
Pero lo dije.
te dije: me gustás.
Y eso bastó.
Porque de todas las vueltas,
la tuya
fue la que de verdad
me dejó de cabeza.

Su marca

Llegó con la lluvia, como si el cielo lo hubiera dejado caer solo para mojarme el alma. Traía el frío en la ropa, la humedad en los labios, ...