Si tapas el poso de los sueños
que te acompaña durante las noches de luna llena
con parpados de azúcar,
llevaras tus pasos hacia la cabaña de esmeralda,
una que tiene puertas y ventanas adornadas con esferas
negras y plateadas,
una que entre arboles secuoyas se esconde
Dentro encontraras ajedrez y dados blanco y negro,
debajo del sofá de la siesta un zapato viejo y roto lleno
de escarcha,
y en medio de la cocina dentro una cacerola llena de agua
color mora
una manzana verde.
Cuelga el zapato de tu cuello con los broches transparentes
que lo acompaña
y comete la manzana pensando en libélulas amarillas.
Al terminar veras que el agua color mora se hará parte de tu
ropa
convirtiéndose en un escudo en contra de cuervos rojos y
camaleones.
Si de repente todo oscurece no tengas miedo
a lo lejos veras una luz redonda, naranja como una fruta,
corre hacia ella y llegaras a un puente de nieve rodeado de
arbustos de cerezas,
crúzalo y guarda algunas en tus bolsillos para que cuando
sientas frio
se conviertan en dulces de fresa y sandia.
Caminaras por una hora por un campo de delicias multicolor,
todas las que te puedas imaginar:
algodones de azúcar, paletas de miel, chocolates, bombones,
gomitas dulces
Al final de campo no encontraras nada, solo tú y el
gigantesco color blanco,
el soplara en ti e intentara congelarte,
las cerezas en tus bolsillos se convertirán en dulces de
fresa y sandia,
y el aliento frio desaparecerá.
Tienes que llenarte de valor,
tus ropas aun son de color mora,
háblale al gigantesco color blanco y dile que los corazones
lloran,
lloran porque tienen frio y sienten algo que no pueden
explicar,
color blanco desaparecerá y el zapato viejo y roto escarchado
en tu cuello
se convertirá en un espejo donde te reflejarás llorando,
sucio.
A pesar de todo una flota de nubes aparecerá y te calmara,
te dirán que las pequeñas cosas aparentemente intocables,
incoloras
son las que en realidad en un salto de trampolín llegan a
ver el sol.
Ellas te llevaran a una habitación de almohadas,
almohadas blancas y en un pestañeo se llenaran de libélulas
amarillas que te harán compañía,
escucharas de ellas música de pianos y violines,
escribirás, tus dedos se dormirán y veras que el silencio no
es tan malo.