En una ciudad mega poblada y llena de criaturas perversas
existía un pequeño zancudo, flacucho y verde. Tenía la necesidad de darle
afecto a las personas que se encontraba, pero en cambio estas molestas
intentaban matarlo. El zancudo andaba muy triste, pues no entendía por qué las
personas se alejaban de él. Pensó muchas veces que tal vez no merecía
pertenecer a un mundo así, no se ubicaba, no entendía por qué, quizás debería
irme para siempre pensaba. Un día tropezó con una grande criatura que parecía
ser amigable. Lo abrazo y sintiendo mucho miedo que se fuera, a su sorpresa él
se quedó, y así comenzaron a jugar juntos. El zancudo era muy juguetón y le
daba mucho cariño a su nuevo compañero, Una noche le dio mucho afecto que su
compañero de juegos quedo dolido, zancudo nuevamente no entendía por qué, solo
le daba afecto a alguien y ese alguien se iba, el beso de un zancudo no puede
ser tan malo pensó, así que lo siguió besando pero la criatura grande que una
vez encontró ya no lo dejaba, se fue molesto y el zancudo quedo solo
preguntándose qué hacía mal, preguntándose si siempre darle afecto a alguien sería
difícil, si se quedaría solo por siempre, al final y al cabo los zancudos
mueren solos una noche matados por algo o alguien. El zancudo flacucho y verde,
solo quiere que su criatura grande regrese, extraña jugar con él, no sabe cómo
traerlo de vuelta, pero mientras lo piensa solo en su casa en el hueco de un
tronco seco escribe esto con mucha tristeza.