miércoles, 20 de junio de 2012

Lapida


Luis ha muerto.
Lo hostigaron las moscas         
en sus ojos se posaron
Y negras, crueles, clavaron su veneno
mientras dormía,
lo vigilaban.

Luis ha muerto.
Sus ropas ahora son negras,
sus dedos hinchados están.
Inerte, petrificado, frio
como juguete de viuda
exhala sin respirar.

Luis ha muerto.
El viento se lo lleva,
tambores dan la noticia,
Y él, ella y el que nunca existió
lloran como un violín,
lloran como un saxofón.

Luis ha muerto.
Lo cubren de pétalos.
Lo cubren
para que los gusanos no se lo coman
como muñeca de porcelana
sin ojos.

Luis ha muerto.
Dos metros bajo la luz.
Lo esperan,
dos que en realidad son tres.
Él, ella y el que nunca existió
ojerosos y con los ojos hinchados.

Luis ha muerto.
Enterrado de cabeza
con pies y manos atadas,
gritando como grillo
Negro como viuda, como mosca
como el que nunca existió.

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