sábado, 15 de noviembre de 2014

La Cautiva

La memoria de un país que aún sigue herido.
Muchos sabemos en términos teóricos lo que el terrorismo fue en nuestro país, pero muy pocos entendemos lo que esto que todos llamamos “la guerra interna” género dentro del Perú o mejor dicho al interior de él. En lima la gente se alarmaba y entraba en pánico sabiendo que podrían haber coches bombas en cualquier esquina o apagones a mitad de la noche, pero asesinatos, violaciones o matanza en masa, eso no era el pan de cada día en la capital, si no dentro, al interior del país y su muy famosa llamada “guerra interna”.
La Cautiva de Luis Alberto León, es la obra ganadora del concurso Sala de Parto del año 2013 organizada por el teatro La Plaza y estrenada el 23 de octubre en este mismo espacio bajo la dirección de Chela De Ferrari. Esta obra nos cuenta de manera muy poética y dentro de un juego muy performático la violencia que muchos Ayacuchanos inocentes sufrieron durante la época del terrorismo.
Luis Alberto León nos traslada a Ayacucho en el año 1984, a una especie de morgue donde el Médico (Carlos Victoria) y su auxiliar Mauro (Alaín Salinas), un joven de 22 años se encargan de recibir a los cadáveres que llegan día a día a raíz de la violencia, es ahí donde María Josefa, la cautiva (Nidia Bermejo), una niña de 14 años llega y despierta sin saber que está muerta y que será víctima de un horror, una violación. El Capitán (Emilram Cossio) y su tropa, causantes del ultraje esperan fuera de ahí. Es Mario el responsable de prepararla para el festejo de sus verdugos, pero en un acto de profunda compasión, el joven se apiada de ella e intenta salvarla transformando la funesta realidad en su fiesta de quince años soñada, lo cual desencadenará un juego entre ellos generando diferentes emociones y reacciones en el público, pero finalmente contándonos la crueldad que hizo presa a muchas personas en aquella época.
La directora Chela De Ferrari acierta aterrizando esta obra en un espacio realista, donde todos los elementos escenográficos nos hacen ver un espacio rural cerrado utilizado como especie de morgue en aquel período de nuestra historia y a la vez generando un espacio dinámico en donde la acción de la obra se puede desarrollar de manera óptima. Este espacio realista a su vez y se vuelve ritual y sagrado de tal manera que acaricia al espectador con una ruptura agradable cuando María Josefa despierta; es aquí en donde se ve otro plano, el plano de la fantasía y la muerte, ahí es en donde Mauro se relaciona con ella.
La iluminación es una fuente de gran belleza dentro de La Cautiva, pues la ritualidad de la obra se potencia con ella, el plano astral se vuelve visible y hace ver en el espectador la existencia del sueño y la mente. Las fuentes de luz predominantes son 3 linternas de querosene acompañadas inteligentemente de 3 luces cálidas arriba de cada una de ellas, y luces contracenitales las cuales generan sombras, y una atmosfera onírica dentro de la obra que complementa muy bien la participación de los actores. La mayor apreciación sobre esta iluminación es que durante la obra impide de alguna forma ver de manera clara las facciones del rostro de los actores convirtiéndolos más que en personajes únicos en  personajes globales, muchas Marías Josefas, muchos Mauros, soldados, capitanes, médicos y muchos ayacuchanos que pasaron por aquello, que vivieron esta lúgubre época.
Nidia Bermejo, nos atrapa con su actuación en todo el largo de la pieza teatral, conmoviéndonos con su inocencia y haciéndonos ver cosas que no hay físicamente en escena, nos hace viajar por otro tiempo y espacio en donde las reglas de la realidad no rigen,  nos muestra su dolor, su juego, la belleza de su pueblo, la realidad de muchas niñas ayacuchanas que sufrieron vivas o muertas la violación, la injusticia, el terror, sin duda una de las actuaciones mejor realizadas dentro de la obra. Por otro lado su compañero Alaín Salinas nos muestra la compasión y la ternura de un pueblo que estaba entre la espada y la pared, impotente que de alguna forma u otra necesitaba sentir que algo hacía para no abandonar a su pueblo, él y Nidia nos seducen con su actuación mostrándonos desde el juego la crueldad, la soledad, la fantasía de que todo en algún momento estará mejor, las fuerzas de vivir y la fuerza de una población que no se rinde aun con el pasar de los años. Estos dos actores embellecen la obra con el acento que utilizan al hablar con la poesía en que dicen cada texto, y sobre todo con la gran entrega y honestidad que transmiten al espectador. Carlos Victoria tiene una participación bastante buena dentro de la obra también, y de la misma forma nos nuestra la otra cara de la historia; el médico limeño que solo hace su trabajo, tal vez por miedo, tal vez por no querer salir perdiendo. Emilram Cossio de alguna forma nos hace ver la crueldad, la injusticia pero también la injusticia que no tiene justicia, de alguna forma no concuerdo con esta mirada del abusador que abusa para despojarse de su mala suerte, pero es una visión que la directora plantea, lo cual de alguna forma hace más humano al personaje y no simplemente el villano del cuento. El actor al comienzo genera rechazo por su actuación un tanto inverosímil y la voz impostada con una gran raspeada en la garganta, pero en cuanto más habla más desaparece un poco la molestia, pero continúa ahí sin embargo.
Finalmente en la obra parecen un Cabito (Jesús Tantaleán) y un Senderista (Rodrigo Rodríguez) que hacen una especie de danza de la violación en la parte en donde sucede el clímax de la obra acompañada con música de procesión, cadenetas rojo y blanco colgadas de arriba, una virgen y es aquí en donde se cruzan las tres líneas que posee la obra: la realidad, la fantasía y la religiosa, haciendo una metáfora de lo que pasaba en Ayacucho en aquellos años: la crueldad en la que se vivía que generaba muertes y destrozos dentro de un caos en donde Dios y la fe eran la única ayuda más cercana. Lo único que podía haber sido manejado con más tacto es cuando aparece la bandera de sendero luminoso flameante por todo el escenario de una manera muy puesta y panfletaria, pero más allá de ello una escena que absorbe muy inteligentemente todos los planos que se ven a lo largo de la historia.
La Cautiva es una obra teatral muy digna, una pieza inteligente en donde las actuaciones, iluminación, escenografía y musicalizada de manera muy optima, nos trae de vuelta a la conciencia los años duros de la historia del país en donde nos hace ver esta vez de manera lúdica y ritual la brutalidad que sufrieron centenares de ayacuchanos y que aún siguen pidiendo justicia.





viernes, 4 de julio de 2014

Mañana

RAMIRO: Nunca sabes cuándo puedes perder a alguien.
ENRIQUE: Es verdad.
RAMIRO: Nunca sabrás cuando me perderás a mí.
ENRIQUE: A ti no te perderé.
RAMIRO: ¿Cómo lo sabes?
ENRIQUE: Porque yo no quiero perderte.
RAMIRO: Puede que nos digamos chau como normalmente lo hacemos todos los días y al siguiente minuto ya no este.
ENRIQUE: ¿Por qué dices eso?
RAMIRO: Quien sabe, un auto, un bus, un robo, un secuestro, un suicidio. Esta ciudad no es segura, nuestras mentes ni que decir.
ENRIQUE: Mi mente es segura, yo hago lo que quiero y soy feliz me va bien.
RAMIRO: ¿Lo ves? Y si yo quisiera tirarme del puente que cruzo casi siempre que voy a tu casa, es lo que quiero ¿no? Me haría feliz.
ENRIQUE: No digas eso, eso no haría feliz a la gente que te rodea, no me haría feliz a mí.
RAMIRO: ¿Por qué? Y es lo que yo quiero hacer y me hará feliz.
ENRIQUE: No te hará feliz.
RAMIRO: Tú no conoces la muerte amigo.
EMRIQUE: Tu tampoco.
RAMIRO: ¿Y que si quiero conocerla?
ENRIQUE: No quiero que te vayas, ¿Me vas a dejar?
RAMIRO: ¿Tú me vas a dejar?
ENRIQUE: Nunca
RAMIRO: ¿Y si te mueres antes que yo? Me dejarías.
ENRIQUE: Estaré contigo siempre.
RAMIRO: ¿Por qué la vida se puede acabar en 1 segundo si nos demoramos 9 meses en nacer? ¿Te has preguntado eso? Tenemos que hacer tantas cosas para poder mantenernos vivos, pero si queremos morir o si la muerte nos llega nos desaparece en 1 segundo.
ENRIQUE: ¿Por qué me dices todo esto Ramiro?
RAMIRO: Porque es la verdad, porque trato de encontrar una forma en la que podamos vivir, ¿Sabes lo que es vivir? Pareciera que la muerte en realidad es la verdadera vida, mira qué fácil es llegar a ella, seguro así como es fácil llegar es fácil vivir en la muerte, o más bien morir en la muerte.
ENRIQUE: Tú no te vas a morir, yo estaré para que tu estés siempre bien, no quiero quedarme solo.
RAMIRO: Una persona puede sentirse muy sola así este rodeado de miles de personas al mismo tiempo.
ENRIQUE: Pero tú no estás solo, te estoy diciendo.
RAMIRO: ¿No me vas a dejar no?
ENRIQUE: Nunca Ramiro.
RAMIRO: Y entonces por qué me siento solo.
ENRIQUE: No estás solo
RAMIRO: A veces me siento solo.
ENRIQUE: Cuando estés solo piensa que yo estoy a tu lado, ¿Eso podría ayudarte?
RAMIRO: Supongo que sí.
ENRIQUE: Y ya no pienses en la muerte ¿sí?
RAMIRO: La muerte está en todo lugar.
ENRIQUE: ¿La has visto?
RAMIRO: Muchas veces Enrique, es el segundo más horrible que existe.
ENRIQUE: Y entonces no la llames.
RAMIRO: Yo no la llamo, ella viene y decide si quedarse o irse o venir en otro momento.
ENRIQUE: No quiero que mueras Ramiro.
RAMIRO: Yo no quiero morir y dejarte triste.
ENRIQUE: Lloraría mucho.
RAMIRO: Yo lloraría más de verte llorar por mí.
ENRIQUE: No quiero perderte, no quiero que te mueras, no quiero que me dejes, no quiero dejarte, no quiero pensar en que la muerte va llegarnos, quiero envejecer, envejecer tanto contigo hasta que nuestras memorias sean tan frágiles que no podamos recordar la muerte de ninguno de los dos y solo pensar que ya volverás de seguro comprar algo o que pronto nos volveremos a ver, pero nunca quiero pensar que moriste. No me dejes.
RAMIRO: Yo no te voy a dejar, pero ella ronda por aquí.
ENRIQUE: Que ronde si quiere, pero que no te lleve o que no me lleve a mí.
RAMIRO: Tenemos que hacerle ver que no queremos irnos aun, que podemos permanecer juntos todavía.
ENRIQUE: Le puedo mostrar eso y mucho más.
RAMIRO: La vida junto con alguien debería ser como un viaje al lugar que más amas en el mundo, llegas, descubres te gusta tanto que quieres quedarte ahí por siempre, feliz, en ese lugar nada podría enfadarte o hacerte sentir triste, en ese lugar solo podría haber paz, solo hay paz, solo eres tú y ese lugar que tanto amas, y si de pronto es de noche y es hora de dormir te vas feliz a dormir porque tu día fue hermoso y por qué sabes que al día siguiente seguirás ahí, no importa que, así es.
ENRIQUE: Sabes lo que siento por ti Ramiro.
RAMIRO: ¿Vez lo simple que es?
ENRIQUE: Lo es.
RAMIRO: Yo siento lo mismo por ti Enrique.

lunes, 7 de abril de 2014

Hoy

Hoy decidí morir
No escapo, no corro
Solo he decidido morir
Hoy, no mañana. Hoy.
Hoy decidí morir
La muerte que viene sola
Hoy la he traído
Y se posa en mi
En mi cabeza
Inunda mis sesos
Llega a mis neuronas
Y hace su trabajo
Mata
Mata todo lo que tiene que matar
Por que
Hoy decidí morir
Y no lo puedes cambiar
Lo decidí
Decidí que sea hoy
Muero por que quiero
Por que ya no quepo más
Por que muriendo
Un pequeño espacio se abrirá
Hoy decidí morir
Y todo será mejor
No puedes hacer nada por que
Hoy ya he muerto

sábado, 29 de marzo de 2014

Sin final

En una ciudad mega poblada y llena de criaturas perversas existía un pequeño zancudo, flacucho y verde. Tenía la necesidad de darle afecto a las personas que se encontraba, pero en cambio estas molestas intentaban matarlo. El zancudo andaba muy triste, pues no entendía por qué las personas se alejaban de él. Pensó muchas veces que tal vez no merecía pertenecer a un mundo así, no se ubicaba, no entendía por qué, quizás debería irme para siempre pensaba. Un día tropezó con una grande criatura que parecía ser amigable. Lo abrazo y sintiendo mucho miedo que se fuera, a su sorpresa él se quedó, y así comenzaron a jugar juntos. El zancudo era muy juguetón y le daba mucho cariño a su nuevo compañero, Una noche le dio mucho afecto que su compañero de juegos quedo dolido, zancudo nuevamente no entendía por qué, solo le daba afecto a alguien y ese alguien se iba, el beso de un zancudo no puede ser tan malo pensó, así que lo siguió besando pero la criatura grande que una vez encontró ya no lo dejaba, se fue molesto y el zancudo quedo solo preguntándose qué hacía mal, preguntándose si siempre darle afecto a alguien sería difícil, si se quedaría solo por siempre, al final y al cabo los zancudos mueren solos una noche matados por algo o alguien. El zancudo flacucho y verde, solo quiere que su criatura grande regrese, extraña jugar con él, no sabe cómo traerlo de vuelta, pero mientras lo piensa solo en su casa en el hueco de un tronco seco escribe esto con mucha tristeza.

miércoles, 8 de enero de 2014

...

Son casi las 3 de la mañana y sinceramente no entiendo por qué me siento así, si estoy escribiendo esto, es porque supongo que de alguna manera me va ayudar a sentirme mejor de algo que no sé que tengo, simplemente para no hacerlo más difícil, me siento triste, ¿De qué? No sé. Es como si de pronto algo se muriera dentro de mí por unas horas o días y luego reviviera y cuando revive es cuando ya me siento normal, como el Luis “normal” de siempre, y pongo normal entre comillas porque mi normalidad es anormal igual. ¿Que necesito? Que me golpeen con cariño, o que solo me golpeen o que solo me den cariño, aunque soy un tonto porque si me lo dan, entonces solo que me golpeen es lo que nesecito. A veces o muchas de las veces estoy con una grandota sonrisa en la cara, brincando, haciendo que todos los rulos de mi cabeza reboten, pero hay otras muchas veces que nadie conoce o que a muy pocos afecta, en donde me pasa esto que no sé cómo explicar y hace que sienta así, como ahora mismo. Puede parecer absurdo, nada malo está pasando, nada malo me ha sucedido hoy, en cambio todo ha sido muy normal, ¿acaso es que tengo miedo a que las cosas no vayan así de bien como están yendo hasta ahora? No lo sé. De tener miedo, lo tengo y todos los días, por que inevitablemente soy un miedoso. Pero ya no dejo que el miedo me joda tanto, porque ahora mismo por ejemplo no tengo miedo de estar a oscuras y la oscuridad es algo que me da mucho miedo, como sea esto es algo raro, como un estúpido bichito que te pica y luego por días te rascas en el mismo lugar, si algo quiero es que esto no me pase, que no venga a joderme por días, quiero que se largue y que deje de joder, no sé por qué viene, no sé por qué me viene esta sensación a mí, no sé. Debería dormir y a lo mejor en la mañana me sienta mejor, pero quiero escribir y escribo porque quiero, y no duermo porque tengo las ganas de ganarle a esta mierda sin tener que recurrir a poner a mi cuerpo y a mi mente en off. No sé si es depresión, no sé si es que soy un bipolar, borderline o un simple estúpido que no tiene nada que hacer por las noches y simplemente decide inconscientemente joderce a sí mismo. No lo sé. Solo vete. 

El amor hace al mundo brillar

Tú eres el amor que nunca pide, que no ata ni exige; el amor que respira conmigo, aun cuando mis pasos se alejan para buscar otros horizonte...